sábado, 25 de agosto de 2012

Capítulo 5. El último rugido.

Domingo 1 de mayo, día de la carrera.



El comportamiento de Ayrton aquel domingo distó mucho de ser el habitual que el piloto mantenía antes de cada GP. Con anterioridad a que se iniciara todo el procedimiento de salida, aquella mañana mantuvo una reunión de pilotos respecto a la seguridad de la F1, en la que estuvieron presentes Alboretto, Berger y Schumacher. Después de eso marchó hasta su "motorhome" y se encerró allí hasta las 13:25. Dos minutos después entró al box de Williams y tardó mucho tiempo en salir. 

Se mantuvo apoyado en el alerón trasero de su monoplaza con el gesto reflexivo y notablemente cariacontecido, aislado de todo y todos. Solo rompió aquella soledad Patrick Head, que se acercó a su piloto para comentarlo algo, después de lo cual Senna paseó alrededor de su máquina escudriñando cada uno de los elementos de su coche, como si supiese que algo allí no andaba bien.

Antes de subirse a su monoplaza le pidió a Julian Jacoby una bandera de Austria. El tricampeón del mundo confiaba en ganar aquella prueba y en poder dedicarle el triunfo a Ratzenberger. El piloto de Sao Paulo, se colocó el casco, entró en el cockpit sin mediar palabra y ajustó los anclajes del arnés de seguridad.



 El FW16 rugió y el piloto brasileño salió a pista, pero esta vez, en lugar de dar dos vueltas antes de incorporarse a la parilla, lo que solia hacer habitualmente, dió una más, es decir, tres vueltas, tras lo cual se colocó en la posición que le correspondía, la primera. Tras esto, extrañamente, Senna se quitó el casco y lo puso en el lateral del coche, algo que nunca hacía. Los periodistas se apresuraron a preguntar a Senna, a lo que él contestó : "Mi coche es difícil de conducir, es nervioso, el circuito no está en buen estado, faltan escapatorias..." Todo reflejaba la preocupación del brasileño respecto a aquella carrera y su estado de ánimo no era el óptimo ni mucho menos para disputar un GP, pero sabía que no quedaba otra que ganar, pues otro victoria del Alemán de Benetton, Schumacher, dejaría el mundial muy complicado nada más empezar.

Algo que poca gente sabe, es que dentro de la relación que mantenía el doctor de la fórmula 1, Sid Watkins, con Ayrton Senna, derivó en que aquel sábado por la noche, llego a tratar de sugerirle a Senna que no corriese esa carrera. Como tiempo después admitió: "Alguien tan fuera de si mismo como él, un hombre tan sensible, con buenas razones para ello, no podía someterse a las exigencias de una carrera de Fórmula Uno".

Los cinco semáforos se apagaron y la carrera empezó.

El Benetton de Jarvi Letho quedó parado en su posición y Pedro Lamy no pudo esquivarlo, empotrándose violentamente contra la zaga del auto. Ambos salieron milagrosamente ilesos del fuerte impacto, pero una de las ruedas voló más allá de las vallas de seguridad de la pista y causó varios heridos. Los restos de los monoplazas invadieron la pista y dirección de carrera se apresuró en sacar a pista al safety car, que impuso un ritmo bajísimo, de la misma forma que ocurrió en GP del Pacífico. Senna, marchaba en primer lugar, seguido de Schumacher, y detrás el resto.





En la vuelta seis, tras la retirada del coche de seguridad se reanudó la prueba, y Shumacher empezó a presionar al brasileño, observando, cosa que declaró tras la prueba, reacciones muy vivas en el Williams, de hecho, dijo que en la primera pasada por la curva Tamburello, se veía que aminoró el ritmo y casi pierde el control. La telemetría dió la razón al joven piloto, pues mientras que en esa sexta vuelta pasó por ese punto a 303 Km/h, en las calificaciones lo hacía a 312, si bien, también hay que tener en cuenta la diferencia en la carga de combustible, pues en el inicio de la prueba, aunque en aquella época sí se permitía repostar a los vehículos, el Williams iría mas cargado que en la sesión de calificación.



En la vuelta siguiente, la 7, a las 14 horas y 17 minutos ocurrió el desastre.

Sergio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario