La Fórmula 1, probablemente un
deporte en el que la pasión cede ante el cálculo, y el sentimiento se ve
aniquilado por al raciocinio.
Un deporte, que posiblemente no esté viviendo su
mejor momento en muchos aspectos. Un deporte, en el que mucha gente entre la
cual me incluyo, pese a la enorme pasión y devoción que profano hacia él,
empezaba a dejar de creer.
Pero hoy, 24 de junio, en mi
tierra, en mi país, un señor llamado Fernando Alonso, que lleva a nuestra
patria a lo largo de todo el mundo con orgullo y satisfacción, me ha hecho
volver a creer.
Volver a creer, en la magia, en
la fantasía, en la ilusión, en mirar embobado la televisión como cuando tenía 8
años y veía a esos bravos pilotos jugándose la vida a velocidades
inimaginables, aplaudiendo mientras la comida reclamaba mi atención, levantado como aquél ya lejano niño.
Ese mismo señor, que pese a sus declaraciones, nunca deja de
creer en sí mismo, en que la victoria es posible y en que nos debía una a toda
la afición española en este circuito de Valencia.
Ver como a su paso las gradas lo
jaleaban , se levantaban y él iba creciendo más y más, sobrepasando uno tras
otro a todos los rivales que no podían más que soñar con ver la sombra alargada
del hoy sí, caballo de competición rojo, nos ha hecho embelesar a millones de
españoles.
No es día hoy de análisis, ni de
DRS, ni de estrategias, es día para el recuerdo, para ver como entre tantas
preocupaciones, este caballero, durante casi dos horas nos ha demostrado como todo es posible, con
esfuerzo y dedicación, que las
adversidades, al igual que los rivales, son superables.
Y como si algo faltara, el
destino, tuvo a bien mostrarnos la completa comunión, al hacerle parar el coche
frente a una de las gradas, para que con una bandera española dedicara la
celebración a todos aquellos que amamos este gran deporte y que nos sentimos orgullosos de nuestra bandera.
Sinceramente, gracias por esto
Fernando, gracias por permitirnos gritar bien alto que nos sentimos orgullos de ser españoles, y sé, que no he sido el único que se ha emocionado al verte
derramar lágrimas en el podio.
Sergio.