lunes, 10 de diciembre de 2012

1.- El Mercedes Volador. ¿De rápido? No, no, que vuela que vuela.

Dado que ahora no hay mucho movimiento en el mundo de las cuatro ruedas, de vez en cuando intentaremos animar la espera con alguna que otra historia acaecida en el mundo de la competición, y para ello empezamos con una curiosa historia, que podríamos llamar como,  “El Mercedes Volador”.


Corrían los años finales de la década de los noventa y Mercedes tenía en su cabeza convertir una de sus criaturas en ganadora de las 24 horas de Le Mans, para lo cual decidió delegar la creación de la misma en AMG, con la idea inicial de crear un vehículo para competir en el campeonato FIA GT, y una vez lograda la base , dar el salto a la categoría reina en la prueba de resistencia más famosa del mundo.

El modelo del que partiría el desarrollo sería el Mercedes CLK, que fue adaptado para competir con la denominación GTR con la cual se alzaron con varias victorias en el año 1997, logrando incluso con el título de constructores en ese, su primer año.

Pero al año siguiente empezaron a centrarse en su verdadero objetivo, y para el mismo dieron forma a la evolución del GTR, pasando a crear el Mercedes CLK LM, apodado, para su pesar, como el Mercedes Volador.

Mercedes desembarcaba en aquel junio de 99 en Le Mans, en el circuito de La Sarthe, con tres bólidos y una única idea en mente, lograr el triunfo, pero nada más dejos de la realidad, aquello a punto estuvo de acabar en tragedia.

En la sesión nocturna de clasificación del jueves, el Mercedes número 4, pilotado por el australiano, Mark Webber, sí, el de las bebidas energéticas, despegó a modo de cohete espacial y salió volando, literalmente, en plena recta a más de 300 km/h. Afortunadamente, todo quedó en un susto, pero las alarmas saltaron en la marca de la estrella.


El coche fue reparado, pero mejor hubiese sido que no, pues en el Warm up, de nuevo el coche del piloto australiano despegó de la pista y se empecinó en buscar la vía láctea. Esta vez sí, si bien el piloto salió ileso no se pudo reparar el coche a tiempo.



Norbert Haug, máximo responsable de la escudería mando cambiar las configuraciones de los otros dos coches añadiendo la máxima carga aerodinámica posible en la parte delantera del vehículo, para intentar que estos no despegaran, así como ordenó a sus pilotos no rodar a poca distancia de otro coche en las largas rectas del circuito francés.

Aquello fue inútil, en la cuarta hora de carrera, el coche pilotado por Peter Dumbreck volvió a intentar abrazar el cielo. Fin de la carrera para él, y para el otro Mercedes,  que fue inmediatamente llamado a boxes para poner fin a aquella locura.



Evidentemente esto no se debió a errores en la configuración del coche, sino a un gravísimo fallo de diseño del Mercedes CLK LM, que al colocarse tras otro coche y sufrir turbulencias alzaba el morro del vehículo y daba al traste con el efecto suelo.

Esa carrera fue la última para el bólido de la estrella, pues aquella hecatombe puso fin al programa deportivo de Mercedes en la categoría.

Sergio.

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