Alex Zanardi. Posiblemente a muchos de vosotros no os suene este nombre, pero si me concedéis el honor de que os cuente lo que sigue os encontraréis con una de las historias de superación más bonitas de cuantas rodean el mundo de la competición.
Alex, es uno de esos pilotos que serán recordados durante mucho mucho tiempo, no sólo por sus hazañas en la pista sino también, y especialmente, por lo que aconteció después de aquel 15 de septiembre de 2001 en Alemania, y la historia que aconteció detrás, pero empecemos por el principio.
Zanardi tras pasar por las respectivas categorias inferiores en lo que se refiere a monoplazas llegó a la Fórmula 1 en el año 1992 sin éxito alguno dadas las carencias de su monoplaza. El año siguiente sufrió su primer aviso, un fuerte accidente a la salida de Eau Rouge en el circuito de Spa, Bélgica, que lo mantuvo alejado casi un año de la competición.
El año 94 tampoco fue positivo para el bravo piloto italiano por lo que tuvo que poner sus miras en el continente americano. Y así fue como en los años 1997 y 98 logró alzarse con el título de la aquel entonces denominada Champ Car World Series.
En el año 1999 regresó a la F1, en esta ocasión con un coche algo más competitivo pero los resultados no fueron satisfactorios así que decidió regresar allí donde se le consideraba un campeón y era aclamado por las multitudes, es decir, a norteamérica.
Así fue, como en el año 2001, el 15 de septiembre, cuando faltaban 13 vueltas para finalizar la prueba en el óvalo de Lausitz, tras una entrada tardía en boxes, Alex Tagliani impactó a 320 km/h contra el Honda de Zanardi, que había perdido el control de su bólido a la salida del pit. El golpe, brutal, le dejó con su vida pendiendo de un hilo, tras perder tres cuartas partes de la sangre, pero aquél día, la muerte no pudo vencer al tenaz luchador, y si bien, perdió ambas piernas que fueron amputadas a la altura de las rodillas por el violento impacto, ni esto logró borrar la sonrisa de la cara de Alex.
""Soy una persona muy afortunada porque nací con un carácter muy optimista. Siempre veo la botella medio llena, nunca medio vacía. Nunca tuve que recuperarme de mi accidente, al menos mentalmente, porque en cuanto desperté del coma ya estaba mirando hacia adelante".
Para muchos, este durísimo golpe hubiese supuesto eliminar de su vida aquello que más le apasionaba, lo hubiese sumido en un pozo sin retorno y en una habitación a oscuras sin puerta de salida; pero no para él. En cuanto despertó inició su recuperación, aceptó su destino y se prometió no renunciar a nada. De hecho, tal fue su entereza que él mismo ayudó con el diseño de las protesis de sus piernas.
Al año siguiente, Zanardi fue a ver una de las pruebas de la Champ Car, y allí pudo agradecer en persona a los médicos que el día del accidente le realizaron las primeras operaciones de salvamento en la propia pista. De hecho, el propio Alex cuenta que cuando fue a hablar con el primer médico que le atendió, le dijo, ¿ quieres ver mis piernas? y se quitó una de las prótesis y le enseñó el muñon mientras sonreía. Alex era féliz. El médico , fue quien esta vez le dió las gracias, y le aseveró, que por primera vez en un año, podría empezar a dormir por las noches, pues aquellas imágenes del accidente le venían una u otra vez, pero tras ver la entereza del piloto italiano, no pudo más que sentirse igual de feliz que él.
Así fue, como tres años después, en 2003, volvió a competir en el campeonato europeo de turismos, con un coche adaptado a sus necesidades. Y no fue hasta finales de 2009 cuando el increíble piloto italiano decidió colgar los guantes tras pasar por el campeonato italiano de turismos y por el campeonato del mundo de turismos a los mandos de un BMW, no sin antes, en el año 2006, pilotar un BMW similar al coche con el que sufrió el accidente y establecer el récord de velocidad para un piloto discapacitado, 311 km/H. Además, ese mismo año de su retirada, 2009, pudo probar en el circuito de Cheste un Fórmula 1.
Pero por si todo lo anterior no fuera suficiente, no hubiese saciado sus ansias de superación y competición, Alex tenía un nuevo reto.
Cambió las tres ruedas por las cuatro, consciente de que el motor, su corazón y su tesón, era lo más importante, y se embarcó en una aventura que todavía hoy dura. Y es que en estos próximas días este campeón va a participar en las paraolimpiadas de Londres subido a una handbike, y a tenor de los resultados, ha logrado ganar incluso la maratón de Nueva York, entre otras, seguro que va a estar disputando el triunfo. Aunque el verdadero triunfo lo logró hace ya muchos años.
Desde esta humilde tribuna, todo mi respeto, admiración y devoción, para el hombre de la eterna sonrisa y del que todos deberíamos aprender, aunque fuere, un poquito. Gracias Alex.
Sergio.