Novena cita del WRC, y séptima
victoria para Loeb en este 2012, esta vez en su superficie favorita, el asfalto.
El galo se paseo a bordo de su DS3 para anotarse su novena victoria en tierras
germanas, en la décima edición de la prueba y dejar de esta forma el mundial
visto para sentencia, salvo milagro. De
esta forma vuelve a dar un recital sobre asfalto demostrando que nadie puede
hacerle sombra a día de hoy en la categoría.
El piloto del dorsal número 1 ya
desde el shakedown demostró que venía a Alemania a dejar las cosas claras desde
el principio y a redimirse de la anterior edición donde un pinchazo le arrebató
la victoria.
La primera jornada de la prueba
nos presentaba el suelo mojada y barro en algunas curvas a causa de las lluvias
acontecidas la noche anterior. La
mayoría optaron por compuestos duros, pero
el piloto de Ford Latvala optó por una elección de neumáticos algo
arriesgada, y si bien en los primeros tramos sus compuestos aguantaron, estos
se vinieron abajo, dada la monta de dos neumáticos del compuesto más blando
para el finés, que de esta forma veía como su compañero y Loeb se escapaban al
frente.
Por su parte, Novikok, "el ruso destructor" no pasaba de los primeros tramos tras tener que abandonar por uan colisión. Decir que su copiloto habitual Giraudet fue reemplazado en esta prueba por Nicolas Klinger, ya que se fracturó una vertebra en el rallye de Finlandia a causa de un accidente.
Así pues, desde los primeros
compases se vislumbró que no iba a haber lucha por la primera posición y que la
“salsa” de la prueba se centraría en los pilotos del equipo oficial de Ford,
para ver quién de los dos lograba salir victorioso en una lucha fratricida para
decidir el orden de los escoltas de Loeb en el podio.
Destacar, en lo negativo, a
Martin Prokop, quien de forma desesperaba comprobó como su Fiesta RS WRC era
pasto de las llamas al final de la tercera especial obligándole a decir adiós a
la prueba.
La segunda parte del día
continuaba la rutina de la mañana y de los seis tramos, cinco fueron para Loeb
que seguía distanciándose de los Ford hasta marcharse a más de veinte segundos
para con Solberg y a 29 de Latvala. Por su parte, su compañero en Citroën era
incapaz de pasar de la sexta posición y contemplaba como Neuville y Sordo le
superaban.
El Sábado recibía a los pilotos
con la amenaza de la lluvia que no tardó en hacer acto de aparición, y de justicia es decir que beneficiando al
ocho veces campeón del mundo, Loeb, que abría pista y que se encontró alguna
gotas de lluvia en el recorrido, pero lo que sus rivales se encontraron después
distó bastante de ser “cuatro gotas”. De
esta forma todos fueron cediendo una ingente cantidad de segundos con el piloto
francés.
El alsaciano declaraba: “Hemos tenido mucha agua en el tramo, pero a
mí me ha afectado menos que a los demás. Fue muy, muy difícil. Tenemos
neumáticos duros, así que fue complicado mantener el coche en la pista. Si lo
hubiéramos esperado, sin duda llevaríamos neumáticos blandos en el coche.”
Después de una corta especial
llegaba el plato fuerte de la prueba, el Panzeplatte, y en su primera pasada
demostró el por qué de su dureza, y es que los 46.54 kilómetros fueron una odisea
para los pilotos.
Sordo fue el primero en caer, teniéndose
que detener en mitad del tramo a cambiar los neumáticos,
cediendo más de dos minutos y medio.
Peor fue lo de Solberg y Neuville. El noruego
rompía una rueda tras golpear una piedra y tenía que deterse, hasta el punto de
abandonar la prueba. Por su parte, el belga, Neuville sufría una salida de
pista que le obligaba a retirarse por los daños ocasionados en su vehículo tras
pasar a fondo una ligera curva no tenía en sus notas el pequeño salto que había
en la misma y perdió el control de su máquina.
En los dos siguientes tramos la
tranquilidad volvía al Rallye, pero con la segunda pasaba al Panzerplatte esta
acababa de un plumazo.
Sordo, abandonaba tras sufrir una
colisión y perforar el radiador, Tänak, tras marcar dos scratch consecutivos en
los tramos anteriores colisionaba con un hilkelstein, es decir, una de las
piedras típicas de estos tramos que se colocaron antaño en las pistas donde se
probaban los tanques alemanes, y arrancaba una rueda. Por su parte Van
Merkstein Jr. también sufría la vileza del tramo y volcaba su DS3, cortando el
paso de los pilotos que le precedían.
Así pues tras dos etapas, Loeb
era primero, seguido de Latvala, Hirvonen y Otsberg, que con un ritmo no muy
alto, pero con constancia y sin errores lograba esa cuarta plaza.
La mañana del última día
comenzaba con un susto para Latvala que veía como en una veloz recta el capó de
su Fiesta decidía mirar más allá y se levantaba, si bien, apenas perdió unos
diez segundos.
Poco más a comentar de este
último día, únicamente, que la Power Stage, fue sorprendentemente ganada por
Loeb, quien a pesar de sus problemas con el turbo logró llevarse los tres
puntos extra. Segundo fue Hirvonen y tercero un sorprendente Mikkelsen.
Por tanto la prueba finalizaba
con Loeb , Latvala e Hirvonen copando el podio, mientras que Ostberg era cuarto.
Por su parte Sordo tras el pinchazo y el accidente del sábado se tuvo que
conformar con una decepcionante décima posición.