Se convocaba una rueda de prensa de forma apresurada en la
que el piloto más laureado de la historia de este deporte anunciaba su segunda
retirada, tras la de Monza 2006, si bien, esta vez de forma definitiva. Pero
una y otra distan mucho de ser semejantes.
La primera estuvo cargada de emoción, de sentimientos y de
un aurea especial. El matrimonio perfecto tocaba a su fin, y el ferrarismo veía
como su gran ídolo decía adiós, se retiraba en lo más alto, disputando un
mundial que solo el infortunio en forma de rotura de motor le privó de
despedirse con su octavo entorchado. Esta vez todo fue apresurado, casi
improvisado.
No fue el propio equipo con Ross Brawn a la cabeza quien le
comunicaba al piloto germano que no tenía sitio en la escudería de cara al año
que viene, sino se enteraba por la prensa del fichaje de Hamilton, tras lo cual
el equipo le concedía seis días para buscar escudería o tener que afrontar un
sinfín de preguntas en el GP de Japón, es decir, lo ponían contra la espada y
la pared, y el alemán ha preferido no degollarse.
Desde luego no es el Michael de “su primera época” pero sí
ha ido progresando a lo largo de estos tres años y en este 2012 con algo de
fortuna respecto a la mecánica de su monoplaza hubiese podido igualar
resultados como el podio de Valencia y la “pole” de Mónaco, que una sanción le
arrebató. Al margen de esto no se puede olvidar que estamos ante el piloto más
grande de todos los tiempos y que se merecía una despedida mucho más digna por
parte de su amigo Ross Brawn y de la marca Mercedes, pues no se ha de olvidar
que el piloto alemán tuvo que afrontar un duro escoyo para ponerse a los mandos
de los autos de la marca germana.
Y es que como anteriormente dijimos “Schumi”
no era un piloto cualquiera dentro de la marca de Maranello, era considerado un
Dios por cualquier aficionado que sintiese a la marca del Cavallino en su pecho
y así se le demostraba año a año, incluso tras su retirada.
Pero evidentemente su marcha a Mercedes se interpretó como
una traición en el seno de los “tiffosi”, de hecho, el propio portavoz de
prensa de Ferrari, en su momento dijo : "desde hoy Schumacher es un rival como cualquier otro, y nosotros
intentaremos ganarle”. La prensa italiana fue un paso más allá y no
dudo en tacharlo de traidor.
Dicho lo cual, desde esta humilde tribuna reiteramos lo que ya en su día
expusimos, gracias Michael, la F1 siempre llevará su nombre escrita en letras
doradas.
Sergio.
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