domingo, 7 de octubre de 2012

Con la cabeza alta.

En esta vida, en ciertas ocasiones, la forma deja en segundo plano al fondo, y lo vivido este pasado jueves en el circuito de Suzuka es una buena muestra de ello.


Se convocaba una rueda de prensa de forma apresurada en la que el piloto más laureado de la historia de este deporte anunciaba su segunda retirada, tras la de Monza 2006, si bien, esta vez de forma definitiva. Pero una y otra distan mucho de ser semejantes.


La primera estuvo cargada de emoción, de sentimientos y de un aurea especial. El matrimonio perfecto tocaba a su fin, y el ferrarismo veía como su gran ídolo decía adiós, se retiraba en lo más alto, disputando un mundial que solo el infortunio en forma de rotura de motor le privó de despedirse con su octavo entorchado. Esta vez todo fue apresurado, casi improvisado. 

No fue el propio equipo con Ross Brawn a la cabeza quien le comunicaba al piloto germano que no tenía sitio en la escudería de cara al año que viene, sino se enteraba por la prensa del fichaje de Hamilton, tras lo cual el equipo le concedía seis días para buscar escudería o tener que afrontar un sinfín de preguntas en el GP de Japón, es decir, lo ponían contra la espada y la pared, y el alemán ha preferido no degollarse.

Desde luego no es el Michael de “su primera época” pero sí ha ido progresando a lo largo de estos tres años y en este 2012 con algo de fortuna respecto a la mecánica de su monoplaza hubiese podido igualar resultados como el podio de Valencia y la “pole” de Mónaco, que una sanción le arrebató. Al margen de esto no se puede olvidar que estamos ante el piloto más grande de todos los tiempos y que se merecía una despedida mucho más digna por parte de su amigo Ross Brawn y de la marca Mercedes, pues no se ha de olvidar que el piloto alemán tuvo que afrontar un duro escoyo para ponerse a los mandos de los autos de la marca germana. 

Y es que como anteriormente dijimos “Schumi” no era un piloto cualquiera dentro de la marca de Maranello, era considerado un Dios por cualquier aficionado que sintiese a la marca del Cavallino en su pecho y así se le demostraba año a año, incluso tras su retirada. 

Pero evidentemente su marcha a Mercedes se interpretó como una traición en el seno de los “tiffosi”, de hecho, el propio portavoz de prensa de Ferrari, en su momento dijo : "desde hoy Schumacher es un rival como cualquier otro, y nosotros intentaremos ganarle”.  La prensa italiana fue un paso más allá y no dudo en tacharlo de traidor.

Dicho lo cual, desde esta humilde tribuna reiteramos lo que ya en su día expusimos, gracias Michael, la F1 siempre llevará su nombre escrita en letras doradas.

Sergio.

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