lunes, 20 de junio de 2011

El "Malsueño" Americano

Domingo 29 de Mayo, las 500 millas de Indianápolis y  400.000 espectadores abarrotando el Indianapolis Motor Speedway, con la esperanza de que después de 5 años un estadounidense colmara sus ansias de victoria y pudiera alzarse con el entorchado en la edición número 100 de una de las más prestigiosas competiciones del mundo del motor.

Después de toda la tradicional parafernalia, los coches se convirtieron en los auténticos protagonistas, y los 33 contendientes se enfrascaron en la ardua batalla por el trofeo Borg-Warner.

La carrera se estaba viendo dominada con mano firme por los principales favoritos, los chicos del Chip Ganassi. Dixon y Franchitti parecían sedientos por repetir triunfo en las 500 millas y sus coches parecían acompañarles yendo sobre raíles a través de las 2,5 millas del superóvalo de Indiana. Junto a ellos vimos a un competitivo, especialmente en el inicio, Alex Tagliani, que aprovechó que partía desde la primera posición para barajarse en los primeros lugares.

No me gustaría pasar desapercibido el magnífico papel de Oriol Serviá (a la postre, quinto), que durante algo más de 15 vueltas lideró la prueba.

Así pues, todo discurría según el guión, los favoritos copaban las primeras posiciones anhelando la llegada de las últimas 50 vueltas en las que de verdad se jugarían la victoria.

Encaminándose a través de esas últimas 100 millas, una inoportuna bandera amarilla complicó la estrategia de los favoritos y el baile de entradas a repostar se sucedió, si bien muchos pilotos de mitad de la clasificación y ante la falta de ritmo real de sus bólidos prefirieron arriesgar y continuar en pista, encomendándose a ser capaces de mantener un ritmo aceptable a la par que mantenían un consumo que les permitiere cruzar la Brickyard ( milla de ladrillo, es decir, la línea de meta de este circuito).

Así pues ,tuvimos como líder gracias a esta estrategia a Danica Patrick, pero a consecuencia del conservadurismo de su planteamiento y para ahorrar algo de combustible tuvo que ceder ante el ritmo veloz, pero fugaz, de Bertrand Baguette, que tuvo sus minutos de gloria hasta que imperiosamente debió entrar a repostar cuando faltaban un par de vueltas. En este punto se demostró como este grupo de “menos favoritos” que decidieron optar por ahorrar combustible y eliminar esa última parada, acertaron en el planteamiento, y por ello, la punta de la carrera recayó, en el protagonista de la jornada, y posiblemente del año en el deporte del motor americano, JR Hildebrand.

El joven piloto estadounidense, (23 años) se encontró a falta de cuatro vueltas ante su gran oportunidad en su debut en las 500 millas de Indianápolis.
Aquello era un sueño embriagador para todos aquellos que observaban la carrera en directo. Un piloto norteamericano, cinco años después ( Sam Hornish Jr, 2006), se encontraba en franca disposición para llevarse el codiciado título, además un rookie, el sueño americano se repetía después de la victoria de Trevor Bayne en la Daytona 500. Además el día siguiente se celebraba en Estados Unidos el Memorial Day, su coche iba patrocinado por la Guardia Nacional americana, aquello era de película.

Entrada triunfal en la última vuelta, bandera blanca al viento, nadie por detrás que le acechase y horizonte despejado… o eso creímos.

En la última curva JR Hildebrand se encontró con un doblado, que circulaba por la parte interior de la pista, una maniobra sencilla en la que tenía que abrirse ligeramente, aminorar la velocidad y adelantar sin complicaciones. Pero algo fue mal… al doblar al coche que le antecedía el joven piloto no aminoró lo suficiente y después de 799 curvas, cometió SU error, en la última.
El coche perdió adherencia por la desmedida velocidad y fue poco a poco perdiendo la trazada ideal, hasta que en la salida de la curva se produjo la desgracia. 400.001 corazones contraídos y un coche contra el muro. 






Incluso así, el joven piloto no cejó en su empeño por ganar y continuó acelerando a fondo con el coche destrozado y recorriendo cada uno de los palmos del muro, pero no pudo ser…el muro tenía más fuerza que el empuje de todo el estadio y a media recta Dan Wheldon (brtitánico)  lo sobrepasó con facilidad por la parte central de la pista y ante su perplejidad y asombro, se encontró con su segunda victoria en la carrera de las carreras del deporte norteamericano.








Hildebrand logró entrar segundo, pero aquello ya no importaba, solo tenía relevancia lo que tuvo en su mano y lanzó al aire por un ligero, pero inaceptable despiste.

Quizá pueda ganar en el futuro, pero nunca podrá redimirse del pasado…


Sergio





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